En esta nueva entrada, le dedicamos especial atención a la estabilidad y simetría de los ejercicios, uno de las condiciones necesarias para ejecutar correctamente la técnica del mismo. Es recomendable si se empieza a realizar ejercicios de fuerza, que se empieza por ejercicios con autocarga (propio peso corporal) de cadena cinética cerrada (punto de apoyo fijo) ya que estos proporcionan más estabilidad. El siguiente paso sería la realización de ejercicios en poleas y máquinas (por la facilitación de movimientos de las mismas) y lo más complejo sería la realización de ejercicios con pesos libres, donde precisamente, la estabilidad y simetría son fundamentales, así como la prevención de futuras descompensaciones en los distintos hemicuerpos del deportista. Para finalizar damos unos consejos sobre cuales son las acciones articulares desaconsejadas en los ejercicios de fuerza, por su componente lesional elevado.
En primer lugar, deberíamos
considerar el hecho de la necesidad de situar al cliente/deportisa/paciente en una posición de
partida favorable al movimiento (valorando el nivel de estabilización activa
requerida) y que proporcione una base estable en relación a la/s superficies de
contacto (suelo-bancos, etc., al respecto a la estabilización pasiva-externa).
Para ello los pies
deberán estar adecuadamente situados, con una separación adecuada y ligera
flexión de rodillas. Si bien, es cierto, que existen diversas propuestas
actuales al respecto del trabajo sobre superficies “inestables”, por sus
efectos neuromusculares sobre todo a nivel propioceptivo. En todo caso, dicho
trabajo debería realizarse con cargas bajas, con alto nivel de control de la
misma.
La necesidad (mayor o
menor) de estabilización activa y las posibilidades de estabilización pasiva
(normalmente externa) determinarán, en gran medida, la intensidad, carácter y
el tipo de ejercicio que propongamos.
Los movimientos
asimétricos, donde existe algún grado de giro, reducen la estabilidad y
aumentan las cargas raquídeas (Granata y Wilson, 2001 en López Miñarro, 2004).
El realizar ejercicios donde se combinen rotaciones, con manejo de cargas,
incrementa el riesgo de lesión discal (Kelsey y cols., 1984 en López Miñarro,
2004)
Determinadas posturas
extremas (especialmente las extensiones máximas, hiperextensiones y en algún
caso las flexiones máximas) tienen un alto potencial lesivo, por lo que
deberemos intentar evitar las hiperextensiones y bloqueos articulares (en
ejercicios para el miembro inferior: prensa, sentadilla, etc...como para
miembro superior: curls, press...tronco, etc).
Por norma, tal como
hemos visto, podría estar aconsejado el realizar los ejercicios en
bipedestación con ligera flexión de rodillas y adelantando ligeramente un pie
(esto está indicado por algunos autores, pero deberíamos evitar que existan
componentes de rotación, por lo que controlaremos dicha variable).
Igualmente deberíamos
evitar movilizar cargas de forma unilateral (no confundir con alternativa),
aunque algunos ejercicios concretos del miembro inferior pueden ser ejecutados
unilateralmente (no sería el caso de realizar elevaciones laterales a una mano,
por ejemplo), normalmente si se realizan ejecuciones alternativas se deberá
intentar tener un apoyo o coger un peso similar en la otra mano.
Es común observar, como
en la ejecución de determinados ejercicios se realizan ejecuciones asimétricas
donde existe un predominio de un hemisferio sobre el otro (por ejemplo en press
banca observamos una ejecución asimétrica). Ello deberá ser evitado y
corregido, buscando el equilibrio y simetría en la ejecución técnica
(normalmente podría ser adecuado bajar la carga).
ACCIONES ARTICULARES DESACONSEJADAS
A la hora de referirnos
a los ejercicios desaconsejados (potencialmente lesivos), debemos considerar
que no es tan importante el nivel de fuerza que tengamos (lo “fuertes”
que estemos) si se efectúan las cargas de forma incorrecta, además debemos
considerar que en estas situaciones, emplearemos pesos más altos con lo que el
riesgo vuelve a ser proporcional (Colado, 1996)
Estaríamos hablando de ejercicio
desaconsejado como aquel movimiento forzado/excesivo a nivel articular.
Pero debemos considerar que un ejercicio desaconsejado no es un movimiento
aislado, puesto que un ejercicio es una sucesión compleja de acciones
articulares, algunas de las cuales podrían estar desaconsejadas por su riesgo y
potencial lesivo. Debemos pues considerar la acción articular desaconsejada en
el desarrollo de cualquier ejercicio, como aquel movimiento entre palancas
óseas que produce o puede producir daño sobre cualquier estructura
anatomo-funcional (López, 2000).
La variable en la
acción articular desaconsejada que tiene como resultado el desarrollo de una
lesión o patología es la de repetición. Las estructuras articulares y
tejidos pueden lesionarse al ser solicitados de forma excesiva, pudiendo
ocurrir por efecto de una carga única, que sobrepasa el umbral de resistencia
máxima o, con más frecuencia, por la repetición de cargas por debajo de ese
umbral (lesiones por sobrecarga) (López, 2004).
Otras variables que
debemos considerar por su influencia cualitativa para constituir a catalogar
una acción articular como desaconsejada (potencialmente lesivas) son la de sobrecarga
y la velocidad de ejecución.
Pese a que el tema de
acciones articulares desaconsejadas para la salud requeriría una entrada más
extensa, detallamos a continuación dichas acciones y zonas articulares con
mayor riesgo y propensión a la lesión (López, 2000; Colado, 1996). Además dicho
apartado, a buen seguro, puede suscitar enorme discusión, pero debemos recordar
que la potencialidad lesiva de una acción sobre la estructura-soporte anatómico
estará condicionada a las variables anteriormente destalladas y a ello nos
referimos desde la perspectiva que ofrecen las distintas investigaciones
realizadas al respecto.
Zonas articulares y acciones desaconsejadas( A partir de López, 2000; Colado, 2004;
Colado 1996; Wirhed, 1996; Siff, 1992; Rodríguez, 1999; Sartri, 1997; Medina,
1992; Werckerle, 1989; Lindsey y Corbin, 1989)
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